Perspectivas económicas para la región Andina en 2023
Elaborado por Daniel Zaga, Director de Análisis Económico para Deloitte Spanish Latin America en colaboración con Alejandro Mina, Gerente de Análisis Económico de Deloitte Spanish Latin America.
El crecimiento económico de América Latina durante 2022 fue de 3,4 %, un aumento moderado en comparación con 2021, cuando el PIB de la región aumentó casi un 7 %, de acuerdo con el FMI. Para 2023, se estima que la economía de Latinoamérica tan solo crezca un 1,7 %. Pero ¿a qué se debe esta progresiva desaceleración? Para entender este comportamiento, se analizan los principales factores que inciden en la económica global y, particularmente, de la región Andina.
Se pueden mencionar principalmente dos razones. En primer lugar, el año pasado estuvo caracterizado por una alta inflación que produjo la guerra en Ucrania, así como las aún latentes dificultades logísticas internacionales. Por otra parte, los tipos de tasas de interés en el mundo aumentaron para hacer frente a la inflación.
En tal sentido, el 2023 trae consigo una nueva serie de retos que pueden impactar considerablemente a la región. Entre ellos, el sector externo luce menos favorable. Además, a la progresiva desaceleración o recesión en los Estados Unidos y Europa, se suman los menores precios de las materias primas. Por si fuera poco, hay reportes que señalan que el fenómeno de la Niña puede extenderse hasta mediados de febrero.
Los invitamos a revisar ahora cuáles son los aspectos económicos particulares de los países de la región Andina y cómo estos pueden influir en las proyecciones de crecimiento durante 2023.
Colombia
La nación ha exhibido una robusta recuperación del producto interno bruto desde 2020. La economía creció 7,5 % en 2022, lo que, sumado al crecimiento récord de 2021 (10,6 %), augura una tendencia a largo plazo del incremento de la producción nacional. Técnicamente, el crecimiento durante 2021 y 2022 compensó con creces la caída del PIB de 2020, y el nivel al final del 2022 es similar al estimado antes de la pandemia, con un crecimiento de 3,4 % en 2020, 2021 y 2022.
El aumento del consumo privado es el principal factor detrás de este buen desempeño. En los primeros tres trimestres de 2022 el consumo de los hogares fue un 20 % mayor que en el mismo periodo de 2019. No obstante, se espera que esa tendencia cambie en el 2023, puesto que hay factores que moderarán el consumo.
En primer lugar, la inflación alcanzó un 13,1 % en diciembre, la más alta desde marzo de 1999. En segundo lugar, la subida de las tasas de interés en lo que va del año ha encarecido el crédito. Por ejemplo, la tasa de política monetaria del Banco Central arrancó el 2022 en 2,5 % y cerró en 12 %. Por otra parte, el Indicador de Confianza del Consumidor que elabora el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) señala una disminución progresiva desde el mes de agosto.
Otro elemento que suma incertidumbre es el efecto de la reforma tributaria que se aprobó en noviembre. Esta nueva ley aumentó los impuestos a la industria petrolera, principal sector exportador. Por lo anterior, se estima que la economía colombiana crecerá tan solo un 1,8 % en 2023.
Ecuador
El crecimiento en 2021 fue de 4,2 % y en 2022 se estima que se ubique en un 2,9 %. Aunque se trata de resultados destacados en la historia reciente del Ecuador (4,2 % es el crecimiento más alto en ocho años), son insuficientes para compensar la caída del año 2020 (-7,8 %). De esa manera, Ecuador es uno de los tres países en la región cuya economía no supera aún su tamaño anterior a la pandemia (México y Venezuela son los otros).
Una de las razones del bajo crecimiento tiene que ver con la caída en la producción petrolera. De acuerdo con fuentes oficiales, Ecuador promedió 479.000 barriles diarios de crudo en 2022. Este valor es prácticamente el mismo de 2019 y apenas un 1 % superior al de 2021. Entre las razones del estancamiento se pueden citar los retrasos en las licencias ambientales y bloqueos en varios campos por parte de las comunidades indígenas.
Perú
La economía peruana fue una de las más fructíferas en el ámbito mundial durante 2021, con un crecimiento de 13,6 %. Sin embargo, el desempeño se ralentizó significativamente en 2022, por lo que no se espera que la economía supere el 3 % de crecimiento para el año que acaba de culminar.
Las razones de esa disminución son principalmente de índole política y social. El país ha tenido seis presidentes en los últimos cuatro años, de los cuales dos han renunciado y dos han sido declarados vacantes por el Congreso. El último episodio fue la vacancia de Pedro Castillo, el 7 de diciembre de 2022, luego de un fallido autogolpe de Estado. Las protestas que se desencadenaron posterior a ello y que persisten tras seis semanas, han sumado más de 40 fallecidos y aún no cesan los bloqueos en 85 puntos de las carreteras nacionales.
La economía peruana había resistido las crisis anteriores gracias al fuerte sector exportador de la nación. Sin embargo, las dificultades se han aglutinado. Junto a la crisis política se suman los conflictos sociales en los que grupos indígenas han bloqueado repetidamente el acceso a la mina de cobre de las Bambas, la tercera más grande del Perú, capaz de producir el 1,4 % del cobre mundial.
Actualmente, esa mina opera al 30 % de su capacidad y se teme que deba parar. La agencia calificadora Fitch bajó la perspectiva nacional, de estable a negativa, aunque mantuvo la calificación de BBB, la segunda más baja en el grado de inversión. A pesar de eso, la tasa de cambio no ha tenido sobresaltos y el Sol se ha apreciado 3,7 % en lo corrido del año. Ante este escenario, se pronostica un crecimiento de 2,6 % para el 2023.
Venezuela
El 2022 puso fin a dos rachas en la nación caribeña, la de contracción económica y la de hiperinflación. Por segundo año consecutivo el PIB venezolano volverá a crecer. El FMI, la CEPAL y el Observatorio Venezolano de Finanzas auguran un notable crecimiento debido a la paulatina reactivación de la producción petrolera nacional y los altos precios del crudo a nivel global. A esto se suma la flexibilización de algunas sanciones impuestas al gobierno venezolano, lo que ha permitido un aumento de las exportaciones petroleras hacia la Unión Europea.
Sobre el 2022 hay múltiples estimaciones sobre crecimiento económico de Venezuela. Algunas optimistas, como el anuncio del Banco Central de Venezuela que indica que el PIB registró un crecimiento de 18,7 %. Otras no tanto, como los análisis de la Comisión Económica para América Latina (Cepal) o el FMI, las cuales ubicaron el crecimiento de la economía venezolana en un rango mucho menor, 6 % y 10 %, respectivamente. Para 2023, ambas organizaciones han estimado el crecimiento económico en 5 % (Cepal) y 6,5 % (FMI).
En cuanto a la hiperinflación, de acuerdo con el fundador del Instituto de Economía Aplicada, Steve Hanke, el período más adverso ya fue superado, pues en buena parte del 2022 la inflación mensual se mantuvo por debajo del 50 %, lo cual, a pesar de ser aún una alta inflación, no se compara con las graves cifras de los años anteriores.
Sin embargo, el precio de la moneda estadounidense, que rige buena parte de las transacciones comerciales en el país, se ha incrementado considerablemente en los últimos meses, de 5 bolívares por dólar a finales de mayo de 2022 a más de 20 bolívares por dólar durante enero de 2023. En consecuencia, las proyecciones relacionadas con la inflación ya no son tan positivas.
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